El 23 de junio del 2016, en un giro inesperado de eventos, el Reino Unido votó, con un 52% a favor, por dejar la Unión Europea. Este suceso mejor conocido como el Brexit, está destinado a moldear el futuro de la UE al darle fuerza a los movimientos nacionalistas europeos. Las pláticas para formalmente abandonar la UE están programadas para finales de marzo del present año.
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Si bien el Reino Unido votó por pluralidad de votos por abandonar la Unión Europea, la votación fue marcadamente diferente en diversas regiones. Inglaterra y Gales votaron a favor del Brexit. Irlanda del Norte y especialmente Escocia, con una oposición del 62%, votaron en contra. La situación en Escocia es particularmente peligrosa ya que el sentimiento nacionalista en el país ha sido alimentado por el desenlace del referendo. La primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, ha dejado claro que no descarta un segundo referendo independista.
Londres, por su parte, está decidida a implementar el Brexit. La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, se ha caracterizado por su férrea voluntad. Su deseo es llevar a cabo el proceso de la manera más expedita posible. Los detractores de May, por otro lado, la acusan de priorizar temas sociales en lugar de económicos. Theresa ha dejado claro que el Reino Unido recuperará el control de sus fronteras y de su soberanía legal. Al parecer, incluso si esto conlleva un daño a la economía inglesa.
La incertidumbre que rodea a este divorcio entre el RU y la UE no afecta solo a Gran Bretaña. España, como una nación cuya economía está muy relacionada a la del Reino Unido, puede sufrir también las consecuencias. Pero, ¿qué, entonces, significaría el Brexit para las relaciones entre España y el reino Unido?
En el censo del 2016 se estimó que poco más de cien mil españoles viven en tierras anglosajonas. En tierras españolas, se reporta que hay aproximadamente 760 mil ingleses. La proximidad geográfica entre ambos países ha facilitado el intercambio de personas a pesar de la diferencia de idiomas. La Unión Europea establece que sus países miembros gozan de la libertad de movimiento capital humano y financiero. Pero si el Reino Unido ya no está en la UE, entonces ¿qué pasará?
España y el Reino Unido en datos
- Poco más de 900 empresas británicas operan en España y aproximadamente 400 empresas españolas operan en el Reino Unido.
- El 21% de la totalidad de la Inversión extranjera española se invierte en el Reino Unido, mientras el 14% de los fondos de inversión extranjera británicos son destinados a España.
- Para el 2014, el comercio entre España y el Reino Unido fue bastante significativo. 15 mil millones de libras esterlinas en productos españoles terminaron en tierras inglesas mientras 26 mil millones de libras en productos anglosajones terminaron en tierras hispanas.
- La Cámara de Comercio Británica en España estableció en el 2016, que las empresas españolas han colaborado a la creación de casi un cuarto de millón de empleos en el Reino Unido.
Las consecuencias
- El Brexit significará que nuevos tratados bilaterales de comercio deberán firmarse entre ambas naciones. Estos tratados podrían acarrear impuestos y aranceles (no existentes con la actual Unión Europea) que encarecerían los productos españoles en el RU y por lo tanto disminuirían la demanda de estos.
- La caída de la libra esterlina encarecería los productos españoles (denominados en euros) haciéndolos menos deseables a los consumidores ingleses. Con la depreciación de la moneda inglesa también el turismo inglés en España sufrirá un fuerte golpe, pues los ingleses no podrán gastar tanto en tierras hispanas si su moneda no puede adquirir tantos bienes y servicios como antes.
- Hasta que se definan las nuevas regulaciones del Brexit, no se sabe si los españoles requerirán de visas para entrar al RU ni las nuevas normas burocráticas relevantes a la empleabilidad de los españoles en tierras inglesas.
- Las fluctuaciones en los mercados bursátiles tanto en el Reino Unido como en España expondrán a los inversores a la incertidumbre que traerán los nuevos acuerdos. Consecuentemente, la volatilidad en la bolsa aumentará y las inversiones en la misma estarán expuestas a esta.
Además de estas, muchas otras consecuencias derivarán de este proceso, pero, por ahora, solo queda esperar y ver como se desenvuelven las negociaciones de divorcio entre la tierra de Shakespeare y el resto del viejo continente.