La corona inglesa ha pasado por manos de decenas de reyes e incluso, algunas reinas. Hay, sin embargo, pocos tan célebres como Enrique VIII de la casa Tudor. Durante el gobierno de Enrique se construyeron grandes obras de arquitectura, como la capilla del colegio de los Reyes de la Universidad de Cambridge, dedicada a su segunda esposa, Ana Bolena. Pero no es por sus logros por lo que Enrique es inolvidable, sino, debido al hecho que se casó seis veces. Y de esas seis reinas, mandó a decapitar a dos.
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Enrique VIII
Enrique nació en 1491 en Greenwich, Inglaterra. Hijo de Enrique VII e Isabel de York, Enrique VIII se convertiría en el segundo rey de la dinastía Tudor. El futuro monarca mostró ser un joven muy inteligente y se dice que además del inglés, dominaba el francés, el latín y el español. En 1501, tras haber estado casado tan solo unos meses, su hermano mayor, Arturo, muere de una infección. Enrique queda así asegurado como sucesor de su padre. El futuro rey acuñará la reputación de ser uno de los monarcas más conocidos de la historia inglesa.
Catalina de Aragón
Catalina nació en 1485 y se casó a sus 15 años con Arturo, hermano mayor de Enrique. Hija de los Reyes Católicos de España, Isabel y Fernando, se dice que Catalina heredó de sus padres una férrea voluntad. Siete años después de la muerte de Arturo, Catalina, siendo cinco años mayor que su esposo, se casa con Enrique en 1509. Ambos son coronados ese mismo año.
Como reina, Catalina dio a luz seis criaturas, de las cuales solo sobrevivió una. Esta niña, bautizada María, se convertiría en la futura reina. En diversas ocasiones, la reina no pudo darle al rey el heredero que ansiaba. Enrique, decepcionado, le fue infiel en diversas ocasiones. En 1525 sin embargo, Enrique llevó las cosas al extremo al pedir al Vaticano la nulidad de su matrimonio. El rey ya tenía entre sus ojos a la cortesana Ana Bolena. El Vaticano fiel a su doctrina, negó al rey dicho pedido estableciendo que el matrimonio nuca puede disolverse. Hasta este tiempo Enrique había sido un católico devoto, incluso había escrito en contra de Lutero, ganándose el visto bueno del Papa. Al parecer, el Vaticano no estaba dispuesto a moldear sus creencias, ni siquiera por un rey, por lo cual Enrique rompe con Roma y se autodeclara cabeza de la nueva iglesia Anglicana.
En 1533, Enrique se casa con Bolena y empieza un período bastante sombrío para los católicos ingleses. Para este tiempo, Catalina había sido ya forzada a abandonar el palacio del rey. La reina muere en 1536 sin habérsele permitido ver a su hija María. Catalina, los historiadores narran, fue siempre una mujer de carácter firme, de una fe totalmente devota, y en fin, una verdadera Reina. El día de su funeral, Ana Bolena tiene un aborto espontáneo de un hijo varón.
Ana Bolena
La fecha exacta del nacimiento de Ana Bolena se desconoce, pero diversos historiadores afirman que fue de 1501 a 1507. Ana ha sido descrita como una mujer bastante encantadora pero que podía llegar a estar bastante malhumorada. Cuando se desempeñaba como dama de la Reina Catalina, Enrique comenzó sus avances hacia ella, los cuales Ana siempre rechazaba. El rey deseaba cada vez más a Ana y por ella requirió el divorcio de Catalina. Después del cisma inglés, Ana tuvo mucha influencia en la corte nombrando a algunos funcionarios leales a ella. Estos también compartían su misma manera de pensar: cuasi protestante y en contra de Roma.
Ana, al igual que Catalina, sufrió varios abortos espontáneos. A su matrimonio solo lograría sobrevivir la futura reina Isabel. Descontento con la falta de un heredero varón, el rey empieza a cortejar a Juana Seymour. Ana cae en desgracia y es acusada de incesto, adulterio y alta traición. Muchos de los historiadores afirman que estos argumentos son falsos. La reina es condenada a muerte por decapitación en 1536. El 19 de mayo del mismo año cumple su condena.
Juana Seymour
Juana nació en 1508. Durante su juventud fue dama de compañía tanto de la reina Catalina como de Ana. Tras la ejecución de Bolena, el rey contrae nupcias con ella. Juana queda embarazada en 1537 y da a luz al único hijo varón de Enrique, el futuro Eduardo VI. A diferencia de Ana, Juana era una reina bastante conservadora. No simpatizaba con las ideas de la reforma y sentía mucho afecto por la princesa María, hija de Catalina. Durante su reinado, Juana trató mejorar lo más que pudo la relación entre María y Enrique, lo que finalmente sucedió. Poco después de dar a luz, la reina muere por complicaciones de parto a sus 29 años. Enrique vistió de negro tres meses posteriores al evento y no se volvió a casar en tres años. Los historiadores afirman que ella fue la reina a quien Enrique más amó, pues pidió ser enterrado a su lado.
Ana de Cleves
Nació en 1515 en Dusseldorf, Alemania. Ana era una conocida protestante y fue muy codiciada por Enrique, ya que este quería una alianza con los luteranos alemanes en contra del Emperador Carlos V de España. Enrique no conoció a Ana en persona sino hasta antes de casarse, por lo cual encomendó al famoso Hans Holbein, el pintar su retrato. Al parecer, Holbein fue considerado con Ana, ya que al verla, el propio Enrique no gustó de ella. Al no encontrar pretexto para evitar el matrimonio, Enrique se casa con Ana en 1540.
El matrimonio no se consumó ya que el rey inglés no encontraba a su reina alemana nada agrade a la vista. A pesar de ello, Ana siempre fue una reina amable y complaciente. Incapaz de consumar relaciones con ella, Enrique decide disolver el matrimonio. Para evitar problemas con la Alianza Luterana, el rey se muestra muy amable con Ana y la dota de muchas posesiones. Ana y Enrique mantuvieron una muy buena amistad y la gente le conocía como la hermana del rey. Ana fue la última de las esposas de Enrique en morir. Murió en 1557, poco después de haberse reconvertido al catolicismo por sugerencias de la ya reina, María Tudor.
Catalina Howard
Catalina nació en 1520. Se desempeñó como dama de compañía de la reina Ana de Cleves. También fue prima de le reina Ana Bolena. Catalina fue una reina muy precoz y tuvo diversos amoríos antes de casarse con el rey. Cuando se desposó, ella era aún una adolescente, y el rey estaba bastante obeso y ya en los cincuenta años. Catalina fue infiel a Enrique en diversas ocasiones, especialmente con el cortesano Thomas Culpeper. La reina fue procesada y acusada de adulterio, cargo que la terminó llevando a la muerte por decapitación el 13 de febrero de 1542.
Catalina Parr
Nació en 1512, en Londres. Antes de contraer nupcias con Enrique, Catalina estuvo casada en dos ocasiones. Ambos matrimonios culminaron con la muerte de su cónyuge. Enrique y Catalina se casaron en 1543, y de ellos no salió descendencia alguna. Se dice que la reina tuvo muy buenas relaciones con todos sus hijastros, particularmente con la futura reina Isabel.
Catalina simpatizó mucho con las ideas protestantes, hecho que casi le ocasiona caer del favor real. Como reina, Catalina se mostró siempre servicial e interesada tanto por el reino como por su rey. Después de la muerte de Enrique y de haber contraído nupcias por cuarta vez, Catalina da a luz a una niña en 1548. La reina muere tan solo seis días después del nacimiento de su hija.
Últimos días de Enrique
En sus últimos años, el rey desarrollo un apetito insaciable que le hizo padecer de obesidad mórbida. Debido a un accidente en 1536, Enrique no se pudo ejercitar como antes, y a la vez, este suceso le causó una úlcera en la pierna. Estando en matrimonio con su última reina, Catalina Parr, Enrique muere el 28 de enero de 1547. El rey pidió ser sepultado junto a su reina Juana Seymour.
Durante el reinado de Enrique VIII, Gales e Irlanda pasan a ser posesión de la corona inglesa. También es recordado por ser el rey que rompió relaciones con el catolicismo romano y fundó en su lugar la iglesia Anglicana.
Los hijos de Enrique fueron en su momento, todos reyes y reinas de la corona inglesa. Eduardo murió siendo rey a una edad muy temprana. Le sucedió María, que debido a su persecución de los protestantes es conocida como María la sangrienta. A la muerte de esta, llega al trono la reina Isabel, quién logró unir a la gran Bretaña que conocemos hoy en día.
Al no haber dejado Isabel heredero alguno, termina con ella la dinastía Tudor. La casa real produjo 5 monarcas muy recordados, pero ninguno como Enrique VIII.